**** De las Letras Que No Valen ****

Miraba la espantada muchedumbre mientras reflexionaba sobre la humanidad. El joven Medusc estaba a punto de conocer lo que significa estar bajo los efectos de emociones ajenas, emociones exaltadas por injusticias, emociones que salen en su mayor esplendor cuando el corazón late más rápido y el odio da músculos a los músculos. Una mujer aparentemente de avanzada edad, se lanza como un leona surtida contra uno de los hombres de rojo que impedían el paso, con las uñas rotas por arañazos fallidos, con sangre en su cabellera pisoteada y arrancada de raíz, con los ojos llorosos y las mejillas rojas de pasión ataca como si la caparazón de mil humanos fuera una ventana de vidrio más. El joven Medusc impactado con la vista clavada en aquel desastroso episodio, ve como se amansa la ira de la mujer con golpes diez veces más fuertes que los de ella, con patadas que destrozan cualquier hueso en el cuerpo humano y con la humillación que destruye cualquier dignidad ya forjada por años. Nada ha sido lo peor, lo mejor se viene cuando se busca y la eternidad maneja con suspensión las telas que cubren los pensamientos ocultos. El joven dice a los vientos, con lágrimas en sus ojos y mojado con el sudor de los que han fallecido... "Ya se han atormentado los lugares, ya se ha luchado, ya se ha corrompido, ya se ha cultivado, cosechado y mal gastado, ahora sólo queda aprender de aquello aunque el dolor lo impida"