Tu’e la mejor pesadilla y no fue la última… de eso estoy seguro. Veía como los aldeanos miraban la casa que ellos andaban buscando. Personajes con nombres extraños se levantaban de la cama en la que estábamos durmiendo acudiendo al llamado del líder más poderoso, aconsejándome callar y no hacer ruido ni permitir que me vieran. Asustado un poco, me dirigí a la pieza contigua lentamente, donde habían camarotes por doquier como si mucha gente viviera en esa mansión de cuatro pisos aproximadamente. Habían ventanas en las paredes, la pieza estaba iluminada y denotaba el día nublado que teníamos ese día. De repente miré hacia una de las paredes y el zoom mental me presentó dos aldeanas, con velos negros, mirando a alguien que al parecer estaba dando las indicaciones para atacar la mansión que me tenía prisionero. Las miraba fijamente hasta que por instinto no lo seguí haciendo, en menos de un segundo me dije “si las miro directamente a los ojos voltearán y me verán… no puedo permitirme esa estupidez recordando los instrucciones de aquellos seres que me protegían”. Yo sabía varias cosas, una de ellas era que mis protectores no eran los suficientemente poderosos como para afrontar tal muchedumbre, sabía que estábamos en desventaja y que nos quedaba poco tiempo… como toda buena historia, no tuvo un final… el despertar hace crecer la imaginación y la desesperación por saber el desenlace quedará siempre para ser disfrutada… los juicios no me dan de comer, mucho menos me han ayudado en la vida, prefiero quedar con la incertidumbre antes de crear finales falsos o lejanos a la realización.
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